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Una sorpresa al ir al hospital

Submitted on Oct 3, 2023 by  Healing Hope

Como parte de una colaboración con Christie's Place, organización asociada de largo tiempo, The Well Project compartirá historias de su libro "Healing Hope: A woven tapestry of strength and solace" como entradas de blog en nuestra plataforma Una Chica Como Yo. Los puntos de vista y opiniones expresados ​​en este proyecto son de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista o posiciones de The Well Project.


por Tammie

Traducción de la transcripción de audio

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Me diagnosticaron en 1993. Estuve enojada durante mucho tiempo. Ahora, dependiendo de lo que esté sucediendo en mi vida, a veces sigo enojada. Me enteré cuando un doctor "metió la pata", porque yo estuve con un tipo durante tres años y él no me reveló su estado de VIH. Había llevado a este hombre al hospital porque estaba teniendo algunos problemas. Tenía la boca hinchada y tosía arrojando cosas, así que lo llevé al hospital porque apenas podía respirar. Lo llevaron a que le hicieran una radiografía de tórax y estuvo fuera de mi vista por un tiempo. El doctor me llevó a su consultorio y me reveló algo que se supone que los médicos no deben revelar, ya que es el paciente quien debe hacerlo. 

El doctor me dijo del diagnóstico de SIDA del hombre, quizá porque pensó que estábamos casados. Nunca le pregunté cuál era el diagnóstico. Muy loco, ¿no? De alguna manera estaba agradecida por lo que el doctor me había dicho, porque entró en la habitación y me dijo, "Lo vamos a hospitalizar de nuevo". A eso, yo dije, "¿Qué? ¿Hospitalizar de nuevo?". El doctor dijo, "Debido a su diagnóstico de SIDA, tiene neumocistosis". Me encontré sentada en ese consultorio con el doctor que no dejaba de hablar sobre el diagnóstico. En ese momento me decía a mí misma: respira y no reacciones. Tres años de mi vida con este hombre y sin condones. "Ya valí, estoy jodida", pensé. 

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Dos adultos, una con un niño sobre sus hombros.

Ilustración por Lena Gacek

Tengo un hijo de diez años que tiene problemas de aprendizaje y todo lo que podía pensar era que me iba a morir. Todo lo que podía pensar era si acaso él lo sabía. Seguro que sabía porque allí ya lo habían registrado. Todas estas cosas pasaban por mi cabeza, como en un tornado, todo me golpeaba al mismo tiempo. Decidí decirle al doctor que me iría y volvería después de que lo hubieran acomodado, que tenía que ir a buscar a mi hijo, porque lo único que quería hacer era largarme de allí. 

Después de irme, me senté en mi auto y me solté llorando porque sabía que después de tres años de sexo sin protección seguro estaba jodida. Todo lo que pensaba era en mi hijo, no tanto en mí misma, sino en mi hijo. ¿Quién lo iba a cuidar? ¿Quién iba a asegurarse de que estuviera bien? Mi hijo necesitaba ayuda extra porque no sabíamos si iba a lograr vivir solo debido a sus diversas discapacidades y yo era la única que estaba allí para él. Me fui a casa y llamé a mi doctora para que me hiciera la prueba. 

Cuando fui a ver los resultados, mi doctora dijo que ya no podía tratarme porque ella no sabía lo suficiente sobre la enfermedad. Me alegro de que ella haya sido honesta al respecto, pero cuando estás pasando por todo esto, el abandono es lo último con lo que quieres lidiar. Lo último que quería escuchar de mi doctora era, "No puedo curarte". Ella me derivó a un lugar donde me ayudarían a seguir el camino correcto y a mostrarme cuáles eran mis opciones. 

No había hablado con aquel hombre en dos días y finalmente decidí volver al hospital. Estaba sentada junto a su cama y le dije, "Tú lo sabías... ¿por qué me harías algo así?". Y él dice, "Bueno, alguien me lo pegó hace mucho tiempo, entonces... ¿qué importa?". Cuando dijo eso, yo de hecho pensé que me iría a la cárcel porque tenía muchas ganas de írmele encima. Me estoy riendo de esto ahora, pero en ese entonces lo único en lo que podía pensar era en matarlo allí mismo en el hospital porque pensé para mí misma, ¿y si lo hago? Ambos vamos a morir de todos modos. 

Pensar en la explicación que me dio me enfureció todavía más. No me pidió perdón, no, para nada. Le pregunté otra vez por qué no me lo había dicho en todo este tiempo, podríamos haber hecho algo, podríamos habernos protegido entre nosotros, enfrentar cualquier otra cosa que viniera. No lo habría dejado. Todo lo que me dijo fue que lo había hecho porque tenía que hacerlo, a él le pasó lo mismo. Le dije, "¿Y no pensaste en mi hijo?". Me miró y se encogió de hombros. 

Después de esa visita al hospital empaqué mis cosas, agarré a mi hijo y me fui. Fue como actuar en modo de supervivencia porque no podía creer que alguien fuera capaz de traicionarme así. Tratar de explicarle a mi hijo de diez años que quizás tenga que vivir con la abuela no fue fácil. Fue duro, muy duro. Durante años, lo que más hice fue enfocarme en mi hijo. Tengo que mantenerme fuerte por mi hijo. Ahora, lo he visto graduarse. Lo he visto casarse. Lo he visto divorciarse. Después de mi diagnóstico, nunca imaginé mi vida saliendo adelante de esta manera y todavía poder estar aquí. 

Tuve algunos novios. Pasé por esas fases de ‘No me toques porque estoy sucia’ por lo que me habían hecho. Nunca jamás se lo haría a otra persona, pero tuve suerte y le agradezco al Señor por el marido que tengo ahora mismo. Llevamos juntos diecinueve años. Él es diez años más joven que yo, y, sobre todo, sabía de mi diagnóstico. Estuvimos saliendo, se casó conmigo y todavía está conmigo. Cuando lo pusieron en mi vida, fue como sentir que había alguien que me estaba cuidando desde arriba. 

Estoy muy feliz de haber avanzado mucho con los tratamientos y medicamentos para el VIH / SIDA. Todavía existe estigma en torno a la enfermedad. ¿Qué más podemos hacer sino educar a la gente? Me alegro de estar aquí sentada compartiendo mi historia porque en ese entonces, cuando te diagnosticaban, te daban como máximo cinco años de vida. 

Lo último que quiero decir a mis pares es que hay fuerza y apoyo en todo esto. No tienes que hacerlo sola. Puedes tener una vida normal. Es difícil al principio, pero sigue caminando para llegar a donde quieres ir. Sigue luchando, paso a pasito. ¿No puedes hacerlo tú sola? Busca ayuda, eso para nada te hace ser débil. No es un proceso fácil, pero lo lograrás.

 

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