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Esta compilación de historias es solo uno de los esfuerzos de Christie's Place para hacer algo por la falta de visibilidad de las mujeres que viven con el VIH. Nuestro objetivo es fomentar un cambio cultural en las narrativas dañinas que permiten que persista el estigma relacionado con el VIH.
No sabía que me sentiría tan bien y para ser honesta, ¡me encanta! Sé lo que quiero, me siento cómoda en mi propia piel, sé que soy de la luz, pero bailo con la oscuridad a veces - todas tenemos ese Yin y Yang.
Mientras sigo blogueando y compartiendo más de mi historia por primera vez, espero darle a las lectoras una idea de cómo una ex peluquera de Rancho Cucamonga, California, convirtió un diagnóstico de VIH en la bendición más grande de su vida.
No solo quiero estas cosas, las merezco. Igual que todos los demás viviendo con VIH. Cambia el paradigma. Habla sobre el placer.
Me fui enterando de que tener VIH fue una bendición y empecé a darme cuenta que, de lo más duro, lo más difícil que te pueda pasar en esta vida, si tú te lo propones, puedes sacar algo muy bueno.
Todos tenemos una historia, un logro, algo que puede no parecer tan glamuroso a primera vista – pero el aliento de nuestros cuerpos son un testamento para la siguiente persona de que las cosas difíciles se pueden hacer.
Tenía una imagen en la cabeza de cómo debería ser la defensa, y a menudo comparo el trabajo que hago, o no hago, al abogar por nuestra comunidad con VIH. Lo que he aprendido es que no hay una forma correcta o incorrecta de ser defensora.
Le doy gracias a Dios porque ahorita hay muchos lugares donde nos apoyan por cuestión de la condición. Gracias a los talleres que nos dan, gracias a las herramientas que nos dan, nosotros podemos llevar una vida normal.
Yo siempre estoy educando a los demás. Las personas que deberían saberlo, no lo saben. Crecieron cuando comenzó la epidemia del VIH. Entonces, comparto mi historia porque quiero ayudar a la gente. NECESITAMOS HABLAR SOBRE EL VIH.
Si no hablamos de lo que estamos enfrentando en cuanto a los efectos secundarios del tratamiento (o lo que sea), ¿quién lo sabrá? ¿Quién escuchará? ¿A quién le importará? Y ¿cómo van a mejorar las cosas para las personas que vendrán después de nosotras?
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