Soy hermosa, fuerte, y empoderada

Submitted on May 30, 2024 by  Healing Hope

Como parte de una colaboración con Christie's Place, organización asociada de largo tiempo, The Well Project compartirá historias de su libro "Healing Hope: A woven tapestry of strength and solace" como entradas de blog en nuestra plataforma Una Chica Como Yo. Los puntos de vista y opiniones expresados ​​en este proyecto son de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista o posiciones de The Well Project.


por Magdalena
Transcripción de la grabación de audio
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Colorida ilustración de una mujer con un pájaro azul parado en su mano, con el sol detrás de ella.

Ilustración por Lena Gacek

Mi nombre es Magdalena P. Fui diagnosticada en el 2017, hace 4 años. Fue duro, pero siempre he sido de esas personas que se enfocan en lo bueno de esa mala noticia, como, por ejemplo, cómo puedo convertir esa mala noticia en algo mejor. Me enfoco en lo bueno alrededor de lo malo y eso es lo que siempre me ha movido, pero sí fue difícil, como un baldazo de agua fría, literal, como dicen. En ese tipo de noticias es cuando entiendes el significado de ese decir.

Automáticamente después de saber mi diagnosis empecé a usar mi conocimiento, a hacer preguntas, a informarme porque, aunque no lo creas, todavía estamos muy atrasados en cuestión de información. No que no esté la información allá afuera, sino que la gente no hablamos del tema, ¿qué es el VIH? El estigma que hay alrededor es grandísimo, malísimo. La mayoría de la gente asocia esto con el peor de lo peor, que esto solo le pasa a la peor gente y eso no es así. Y volvemos a lo mismo, es el estigma.

Al final del 2016 yo ya estaba con mi pareja. Nosotros ya casi teníamos tres años de vivir juntos, desde el 2013. Para finales del 2016 él empezó a enfermarse, enfermarse y enfermarse. Primero que el estómago le dolía y fuimos al doctor. Lo chistoso de todo esto es que yo tengo un historial de cáncer. Yo soy sobreviviente del cáncer. Siempre he estado en tratamiento usando mis servicios médicos, viendo a mi doctora para chequeos físicos. A mi doctora nunca se le ocurrió hacerme la prueba del VIH porque durante mi etapa de cáncer siempre me las hacían y todo salía bien. Yo creo que llegó un punto donde mi doctora me veía muy saludable o no sé qué pasó.

Mi pareja empezó a tener problemas y lo tenía que llevar al doctor y siempre le decían que no era nada, que a lo mejor algo había comido que le había hecho mal. En vez de mejorar él empeoraba y nos pasábamos yendo a cita tras cita con él y siempre decían que no tenía nada, que podría ser una bacteria que tenía en el estómago.

Ni a mi pareja ni a mí nos pasó por la cabeza que podría ser VIH. Él empezó a bajar muchísimo de peso y yo ya no sabía qué hacer porque lo llevaba con el doctor y no le encontraban nada. Nunca pasó por la mente de su doctor hacerle la prueba de VIH. Hacían otros estudios menos la prueba.

Entre su aseguranza encontramos a un especialista gastroenterólogo porque seguían pensando que sus síntomas eran porque tenía algún problema estomacal. Prácticamente, al llevarlo a la cita con este especialista, era como si llevara a un muerto viviente. Él se tenía que detener de mí para poder caminar. Yo me desesperaba porque lo llevaba con su doctor y muchas veces al hospital y nunca lo atendían. Llegando a la cita con el especialista, el doctor dijo, ¿qué está haciendo este hombre aquí? Debería estar en el hospital.

 

Aunque no lo creas, todavía estamos muy atrasados en cuestión de información. No que no esté la información allá afuera, sino que la gente no hablamos del tema, ¿qué es el VIH?

 

Después de varias preguntas, el especialista me dijo que él tenía dos diagnósticos y que era casi imposible que él se equivocara. El doctor no podía creer que no le habían hecho otras pruebas a mi pareja y llamó al hospital donde atendieron varias veces a mi pareja y les dijo que lo atendieran inmediatamente. Estoy muy agradecida con este especialista porque me ayudó mucho y le dio una maltratada a los empleados del hospital por no haber atendido a mi esposo como tenía que ser y por haberlo dejado salir estando en tan mala condición.

Al llegar al hospital, los empleados no nos hacían caso, aunque sabían que tenían que admitir a mi pareja inmediatamente. Le llamé al especialista y le dije lo que estaba pasando y rápido nos metieron a un cuarto. Después de varias horas todavía nos estaban haciendo esperar. Básicamente no le hacían nada a mi pareja. Yo he trabajado en el campo médico y yo sé lo que es trabajar con gente difícil. Siempre evito ser esa persona, pero a veces se me olvida que a esas personas son a las que más escuchan, que ni a las que se portan bien. Después de hacerle pruebas de todo, nos dimos cuenta de que le habían hecho la prueba del VIH, prueba que nunca fueron para hacérsela en varias visitas al doctor y hospital.

Poco después nos entregaron los resultados, pero algo que yo noté es que una persona de seguridad esperó a la doctora afuera del cuarto. ¿Por qué? No sé. La doctora tampoco fue para cerrar la puerta para confidencialidad. Solo nos dijo que los resultados del VIH salieron positivos. Se dio la vuelta y se fue. Todavía no entiendo por qué llevó a un guardia de seguridad. ¿Qué tipo de personas pensaba que éramos?

Solo tenía dos opciones: me tiraba y me ponía a llorar o me levantaba y le seguía dando adelante a la vida.

Después de un largo silencio entre mi pareja y yo, nos dijeron que él se tenía que quedar en el hospital y empezaron con su tratamiento para ver cómo reaccionaba. Aunque yo sabía lo básico del VIH, a cada rato yo me decía a mí misma que ya no podía tocar a nadie porque yo sabía que también yo estaba infectada. Estando con mi pareja por más de 3 años, teniendo relaciones sin protección, era casi imposible no estarlo. La enfermera que estaba atendiendo a mi pareja, me preguntó cómo yo estaba. Yo le dije que estaba bien, tratando de yo educarme más y entender más. Ella me dijo que sabía que era una noticia muy difícil pero que estaba contenta de que yo estaba buscando más información. Y yo le dije que es lo que hay. Solo tenía dos opciones: me tiraba y me ponía a llorar o me levantaba y le seguía dando adelante a la vida.

Cuando yo hice mi cita para hacerme la prueba, mi doctora se disculpó por no haber seguido haciéndome las pruebas del VIH. Como yo me las hacía frecuentemente por ser sobreviviente de cáncer y siempre salían negativas, las dos pensamos que ya no era necesario hacérmelas. Cuando me hice la prueba era un viernes y yo sabía que los resultados no iban a estar listos hasta el lunes. Yo ya sabía los resultados, solo ocupaban ser confirmados. Llegó el lunes y la doctora pidió verme en persona y ahí fue cuando me entregó mis resultados que eran positivos.

Después de enrolarme con mi manejadora de casos e informarme más sobre el VIH, a mí me platicaron sobre Christie's Place y el retiro que tienen cada año. Al principio yo no quería ir, pero mi manejadora de casos me convenció y al fin fui. Me encantó mucho el trato, conocer a tanta mujer empoderada y escuchar las historias de todas, poder ver que el VIH no nos define. En algún pensamiento muy lejano yo decía que iba yo a trabajar en esto y ahora estoy trabajando en esto: apoyando a las mujeres siendo educadora de par aquí en Christie's Place.

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