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Si no hablamos de lo que estamos enfrentando en cuanto a los efectos secundarios del tratamiento (o lo que sea), ¿quién lo sabrá? ¿Quién escuchará? ¿A quién le importará? Y ¿cómo van a mejorar las cosas para las personas que vendrán después de nosotras?
El estigma es más mortífero que la enfermedad en sí, y el conductor principal del estigma del VIH, en mi opinión, es la iglesia.
Es crucial reconocer que el VIH no discrimina según la identidad de género, pero la sociedad a menudo sí.
La vida te da chances y hay que aprovecharlas... El VIH me hizo más fuerte y me empoderó más.
Hola. Mi nombre es Alessandra Blásquez. Fui diagnosticada en abril del 2004. A mí no me afectó mucho saber que era positiva porque ya sabía que existía medicamento...
¿Se siente decaída? Aprenda sobre la depresión – qué es, por qué las mujeres viviendo con VIH tienen más probabilidades de tenerla, y por qué es importante darse cuenta de ella y tratarla.
Teniendo en cuenta los aspectos que conforman nuestra calidad de vida será importante entender que esta, mejora y se potencia no solamente a partir de la toma de nuestra tratamiento.
Me salí de mi casa a la edad de 14 años y empecé con alcohol y drogas. Siempre me sentí inferior a las demás. Desde mi actividad sexual me hacía estudios de sangre, aunque mis relaciones no fuesen constantes. Ya existía en mí el temor a una enfermedad de trasmisión sexual. Había ocasiones que regresaba a casa y mi familia siempre me recibía con amor y podía sentir su tranquilidad cuando me veían llegar, pero yo fallaba cada que mi ansiedad volvía.
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