Todo comenzó hace unos meses cuando Samantha, miembro del CAC, me envió un mensaje que decía, "Marisa, deberíamos estar en este evento". Me compartió el sitio web; lo leí un poco y compartí la información para ver cómo podíamos asegurar que asistiríamos.
Solo una persona mal de la cabeza o muy cuerda de la cabeza podría hacer un cambio como las transgéneros lo hacemos. Recuerdo perfectamente algunas palabras de gente de mi entorno