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Índice
- Introducción
- ¿Qué es la justicia reproductiva?
- ¿Qué son la salud y derechos sexuales y reproductivos?
- El racismo y la justicia reproductiva
- Sexo, placer, libertad y VIH
- El lenguaje importa
- ¡Tome acción!
- Lo esencial
Introducción
La justicia reproductiva pregunta "¿Qué necesita cambiar para que toda la gente pueda vivir su mejor vida, y con la mayor libertad?"
El cuidado de la salud sexual y reproductiva suele estar separado del cuidado de VIH para las mujeres viviendo con VIH de todo el espectro de género (gama de formas de identificar o expresar el género). Esto sucede aunque el VIH es transmitido más frecuentemente mediante el sexo, y diagnosticado durante los años de edad reproductiva, en todo el mundo. Ir a citas de cuidado de la salud reproductiva y de VIH son partes importantes de cuidar del cuerpo entero y del bienestar integral. Sin embargo, los doctores y las preocupaciones médicas no son las únicas cosas que importan cuando se trata de la salud sexual y reproductiva para la gente que vive con VIH. Muchos factores complejos afectan las vidas y la salud de las mujeres más allá de vivir con VIH o tener vulnerabilidad para adquirir VIH.
Por ejemplo, el racismo, el sexismo, la pobreza y la violencia tienen un impacto en el bienestar de la gente que vive estas injusticias — incluyendo poder acceder al cuidado de la salud y disfrutar vidas sexuales y reproductivas plenas. Abordar estas experiencias a través de lo que se denomina el marco de justicia reproductiva puede ser una forma útil de contener todos estos factores complejos al mismo tiempo, identificar formas para quitar barreras al bienestar y asegurar los mejores resultados de salud posibles para las mujeres viviendo con VIH.
Donde la pregunta central que guía la salud reproductiva podría ser:
"¿Qué cuidado y servicios necesita la gente?"
... y los derechos reproductivos podrían preguntar algo como:
"¿Qué leyes o políticas deben existir para que la gente tenga ese cuidado y esos servicios?"
... la justicia reproductiva pregunta:
"¿Qué necesita cambiar para que toda la gente pueda vivir su mejor vida, y con la mayor libertad?"
Éstas están todas relacionadas porque, por ejemplo, algunas barreras pueden estar arraigadas en políticas que pueden ser cambiadas a través del trabajo de defensoría en base a los derechos de la gente; y otros apoyos pueden llegar como cuidado de la salud y servicios provistos por aquellos que trabajan en la salud reproductiva. Pero la justicia reproductiva procura considerar y mejorar el panorama entero de las vidas de la gente al asegurar que el poder de crear cambio esté en las manos de la gente más afectada por esos cambios.
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¿Qué es la justicia reproductiva?
En general, la justicia reproductiva — según la define SisterSong, una colectiva grande basada en EE.UU. de organizaciones de y para mujeres de color que trabajan por la justicia reproductiva — es el derecho humano a:
- mantener autonomía corporal personal (control de lo que le pasa y no le pasa al cuerpo propio)
- tener hijos, o no tener hijos (acceso a tomar decisiones de fertilidad)
- vivir con y criar a los niños que tenemos en comunidades seguras y sustentables (justicia social)
Los derechos humanos están basados en el principio de que cada ser humano tiene dignidad básica. Los derechos humanos no deben ser ganados ni otorgados por vivir en cierto país o ser de cierta edad, ni hacer nada salvo estar vivo. Los derechos humanos son fundamentales y no deberían estar basados en ciudadanía o identidades sociales (grupos de los cuales uno forma parte que en parte componen quién uno es). Estos derechos jamás deberían serles quitados a ninguna persona, sin importar las circunstancias de su vida. Sin embargo, con demasiada frecuencia el acceso a los derechos humanos se limita en base al país en el que vive alguien, si se tiene la ciudadanía, y otros factores como la raza, el género, la orientación sexual, si alguien ha desempeñado trabajo sexual o estado en prisión (en inglés), u otros aspectos de la experiencia de la gente que muchas sociedades marginan (discriminan en su contra).
Los derechos humanos incluyen, pero no están limitados a:
- el derecho a la educación
- el derecho a la salud y la seguridad
- el derecho al matrimonio consensual y formar una familia
- el derecho a no ser discriminada
- el derecho a la privacidad
La justicia reproductiva está basada en la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas — un documento poderoso aceptado por la mayoría de los países del mundo que explica las libertades estándares que toda la gente del mundo debería tener. Los gobiernos también son responsables por proteger estos derechos. Si bien hay herramientas de derechos humanos para atener a las naciones a estas responsabilidades, también hay un sinfín de ejemplos en todo el mundo de incumplimientos de éstas — particularmente cuando se trata de gente que vive con VIH o con vulnerabilidad para adquirirlo, como mujeres de todo el espectro de género, otros miembros de comunidades LGBTQ y gente negra y de otras razas marginadas.
Los derechos humanos no deben ser ganados ni otorgados por vivir en cierto país o ser de cierta edad, ni hacer nada salvo estar vivo.
La justicia reproductiva considera los derechos humanos con un enfoque en las formas en que la opresión (los sistemas de trato injusto) afecta la agencia (capacidad de tomar acción) de la gente respecto a su propio cuerpo y el poder de toma de decisiones sobre sus familias. Este marco reconoce y responde al hecho de que muchos aspectos de la sociedad deben cambiar para que la gente que sufre opresión en base a su raza, género y otros aspectos de su identidad pueda disfrutar de sus derechos humanos en su totalidad.
¿Qué son la salud y derechos sexuales y reproductivos?
Es importante entender las diferencias entre la justicia reproductiva y otras formas de pensar relacionadas sobre las vidas sexuales y reproductivas de la gente. También es importante notar que cuando hablamos sobre "vidas sexuales y reproductivas", no estamos limitando éstas al período en el que una persona puede quedar embarazada o no, o tener un bebé, sino incluyendo la duración entera de la vida de una persona.
Salud sexual y reproductiva
La salud sexual y reproductiva tiene que ver con el cuidado, los servicios y la educación directa que necesitan los individuos para cuidar de sus cuerpos, tener vidas sexuales seguras y satisfactorias, y crear, interrumpir o prevenir embarazos en base a su propia toma de decisiones. Esto también incluye el bienestar físico, emocional, mental y social correspondiente a la sexualidad.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una agencia masiva que lidera los esfuerzos de salud pública a nivel mundial, la salud sexual debería incluir:
- educación e información abarcadora
- prevención, apoyo y cuidado ante la violencia basada en género
- prevención y cuidado de VIH e infecciones transmitidas sexualmente
- función sexual y consejería psicosexual
La salud reproductiva incluye:
- cuidado perinatal (antes, durante y después del parto)
- consejería y provisión de anticonceptivos
- cuidado de fertilidad
- cuidado de abortos seguros
Las mujeres viviendo con VIH a menudo enfrentan estigma relacionado con el VIH en relación con su sexualidad o deseo de tener hijos — incluso por parte de proveedores, quienes puede que no les ofrezcan a las mujeres acceso total a sus opciones en esta área. Además, los proveedores de cuidado de la salud reproductiva a menudo no son capacitados o educados sobre el VIH y puede que tengan perspectivas estigmatizantes que les llevan a no proveer pruebas regulares de VIH, no hablar sobre la prevención del VIH o no ofrecer otro cuidado relevante al VIH a mujeres que no están viviendo con VIH. Puede que los proveedores estén limitados no sólo por su ignorancia respecto al VIH, sino también por estigma basado en racismo, sexismo, transfobia, homofobia, sesgo contra el trabajo sexual, la pobreza o el uso de drogas — entre otras formas de estigma vivenciado por mujeres que viven con o vulnerables al VIH.
Cuando hablamos sobre "vidas sexuales y reproductivas", no estamos limitando éstas al período en el que una persona puede quedar embarazada o no, o tener un bebé.
El cuidado de la salud sexual y reproductiva para mujeres viviendo con y vulnerables al VIH debe tomar en consideración aspectos importantes de la identidad o experiencia de una persona. Éstos incluyen su raza u origen étnico, si ella gana suficiente dinero para vivir la vida que desea, cómo se identifica o expresa su género y sexualidad, si tiene hijos o cuida de mayores u otros, dónde vive, si ha sufrido violencia y trauma, etc., y cómo estas experiencias moldean su vida, su acceso general al cuidado de la salud y su relación con el cuidado de la salud sexual y reproductiva en particular.
Derechos sexuales y reproductivos
Los derechos sexuales y reproductivos procuran asegurar que la gente tenga la capacidad práctica de acceder a servicios y recursos relacionados con sus vidas sexuales y reproductivas. El enfoque de los defensores de derechos reproductivos está frecuentemente puesto en objetivos políticos y protecciones legales. Los derechos al aborto, y el movimiento para protegerlos, son un ejemplo muy visible de los derechos reproductivos, pero estos derechos no están limitados a este objetivo.
La OMS nombra el derecho a "disfrutar de la salud sexual", así como "satisfacer y expresar su [propia] sexualidad", como parte de los derechos sexuales de toda la gente. Los derechos reproductivos aseguran que las personas que pueden dar a luz puedan decidir cuándo, cómo y si desean hacerlo o no; y que tengan acceso a servicios de salud sexual y reproductiva que apoyen esas decisiones, incluyendo anticonceptivos, aborto, tratamiento de fertilidad, información y educación. Los derechos reproductivos han sido reconocidos por agencias globales como claves para abordar preocupaciones como la pobreza generalizada y la desigualdad (condiciones injustas) de género generalizada.
Parte de los derechos sexuales y reproductivos es no estar sujeto a discriminación, extorsión (amenazas) ni violencia al ejercerlos. Las leyes y políticas que crean restricciones al acceso al cuidado de la salud (en inglés), o castigan a la gente por tener sexo o por dar pecho a un niño al vivir con VIH (criminalización de VIH) violan los derechos reproductivos de la gente con VIH. Estas políticas son ejemplos de opresión reproductiva (controlar a la gente a través de sus cuerpos, sexualidad y reproducción). Estas políticas suelen decir que están enfocadas en la salud pública y en evitar la transmisión de VIH sin considerar los derechos y la autonomía corporal de la gente viviendo con VIH. Es especialmente claro que estas leyes y políticas tienen más que ver con la ignorancia y el control que con la salud pública cuando uno considera que:
- los avances en el tratamiento de VIH hacen que sea imposible que la gente con una carga viral VIH indetectable pueda transmitir VIH a sus parejas a través de sexo (conocido como "Indetectable es igual a Intransmisible", o I=I — abordado a continuación)
- la posibilidad de transmitir VIH a bebés durante el parto o durante la lactancia/dar pecho también puede ser tan bajo como menor al 1 por ciento cuando la persona que dio a luz y vive con VIH está bajo tratamiento efectivo
El cuidado de la salud sexual y reproductiva para mujeres viviendo con y vulnerables al VIH debe tomar en consideración aspectos importantes de la identidad o experiencia de una persona.
La salud y los derechos sexuales y reproductivos en el cuidado de VIH
Desde el principio de la pandemia de VIH, el VIH ha sido considerado separado de otros aspectos de salud y en particular de la salud de las mujeres. En el pasado, esto servía un propósito importante: separar a esta condición de otras era la única forma de atraer atención y fondos muy necesitados a los servicios de VIH, dado que la mayoría de los movimientos centrados en la salud no estaban dispuestos a incorporar al VIH a sus agendas. Si bien esta estrategia fue exitosa en formar los sistemas de cuidado y tratamiento de VIH que tenemos hoy en día, esos sistemas no han sido exitosos para responder a y servir las necesidades de mujeres de todo el espectro de género. Además, segregar al VIH de otras partes del cuidado de la salud es estigmatizante.
Hacer que los servicios de salud sexual y reproductiva sean una parte normal del cuidado y prevención de VIH — y viceversa — es un paso clave reconocido para mejorar el acceso al cuidado y los resultados de salud para la gente viviendo con VIH y a la vez alcanzar a más gente y reducir los casos nuevos de VIH. Sin embargo, algunos países, incluyendo EE.UU., están muy atrasados en hacer estas conexiones importantes en el cuidado.
El racismo y la justicia reproductiva
Los esfuerzos para reconocer el impacto de la opresión en las vidas sexuales y reproductivas — y cambiar el equilibrio de poder sobre esas vidas — han existido durante mucho tiempo. Pero el término "justicia reproductiva" surgió en 1994 a partir de una reunión de mujeres activistas negras principalmente basadas en el sur estadounidense y conectadas con organizaciones de mujeres en el sur global. La reunión plantó las semillas de un movimiento multiracial que centra en su trabajo a la gente más marginada por la sociedad. Este grupo original incluía a mujeres viviendo con VIH y trabajando en el campo de VIH, quienes reconocían la conexión entre experiencias de vivir con VIH y las vidas sexuales y reproductivas de las mujeres.
La justicia reproductiva y el VIH siguen entrelazadas, en parte porque las tasas de casos de VIH y las enfermedades relacionadas con éste, así como una criminalización injusta y falta de acceso del cuidado, tienen sus cifras más altas entre gente de todo el mundo que ya es marginada y estigmatizada. Esto no es un accidente; es el resultado de muchas generaciones de sesgo y tratamiento desigual en el sistema médico y más.
Contexto histórico
En EE.UU., por ejemplo, muchos avances en la ciencia y medicina fueron hechos a partir del abuso, la explotación y la experimentación en mujeres negras desde que se forzaron a la esclavitud. Un ejemplo clave es el Dr. J. Marion Sims, llamado el "padre de la ginecología", quien desarrolló técnicas de cirugía ginecológica experimentando en mujeres esclavizadas sin su consentimiento y sin uso de anestesia.
Si bien aprender y reconocer nuestra historia es un paso importante, también es importante reconocer que las continuas dinámicas injustas de poder (incluyendo la supremacía blanca, el patriarcado y el racismo estructural) siguen avanzando la opresión reproductiva.
Crisis actuales en la salud de las mujeres negras
Hasta el día de la fecha, hay estudios que muestran que los proveedores creen que la gente negra no siente dolor al mismo grado que lo siente la gente blanca. Ésta es solo una de las incontables indicaciones de que el racismo y la desconsideración de los cuerpos de la gente de color que ayudaron a edificar el sistema médico en EE.UU. todavía existen dentro de éste.
En años recientes, salieron a la luz muchas historias terribles que demuestran indiferencia frente al dolor y las preocupaciones de las mujeres negras durante el embarazo, la labor de parto y el parto. Un ejemplo muy difundido es el de Serena Williams, ampliamente considerada la atleta más reconocida del mundo. Williams casi muere dando a luz a su hija en 2017, porque los médicos no se tomaron sus preocupaciones seriamente. Ella ha usado su plataforma global para mostrar que su experiencia no es poco común y es parte de la crisis en EE.UU. de la mortalidad negra maternal e infantil: las madres negras tienen una probabilidad de morir entre tres y cuatro veces mayor que sus homólogas blancas, y sus bebés el doble de probabilidad. Factores sistémicos como el racismo son lo que motivan las tasas altas de VIH y tasas devastadoras de enfermedades, complicaciones y muertes para las personas negras que dan a luz y sus bebés — no el comportamiento individual de la gente, ni sesgos individuales de proveedores. Por lo tanto, para poder cambiar estos resultados a gran escala, los sistemas injustos bajo los cuales vive la gente, el acceso al cuidado y hasta la capacitación de los profesionales médicos también deben cambiar.
Sexo, placer, libertad y VIH
Todas las mujeres viviendo con VIH de todo el espectro de género merecen tener acceso a vidas sexuales plenas y satisfactorias. La habilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras si uno decide tenerlas ha sido declarada como una parte central de la salud y el bienestar por muchas instituciones alrededor del mundo, incluyendo la OMS. A pesar de esto, las experiencias de placer de la gente (o no) raramente son mencionadas en el cuidado de la salud sexual y reproductiva o en la prevención y el cuidado del VIH. Tampoco hay suficiente investigación sobre el placer sexual de las mujeres viviendo con VIH, ni suficientes políticas que apoyan el placer. Como se mencionó previamente, estos aspectos claves y conectados del cuidado de la gente son demasiado frecuentemente considerados por separado, lo cual ha contribuido a que los proveedores se pierdan oportunidades de alcanzar y servir a mujeres. Por ejemplo, muchos proveedores de cuidado de la salud no saben sobre PrEP (profilaxis preexposición) — o sólo entienden los beneficios de la PrEP para los hombres cisgénero en vez de para mujeres de todo el espectro de género, que tienen diferentes factores que las llevan a tener mayor vulnerabilidad al VIH.
Los pocos estudios que sí existen sobre las experiencias de las mujeres viviendo con VIH relacionados al sexo y el placer descubrieron que un diagnóstico de VIH sí tiene un impacto en el funcionamiento sexual de las mujeres, incluyendo su capacidad de tener sexo placentero. Un informe de vanguardia de 2013 llevado a cabo por mujeres viviendo con VIH abordó el hecho de que el placer de las mujeres a menudo era bloqueado por la ansiedad ante la posibilidad de transmitir VIH a sus parejas, así como sobre el uso de condones. Vale la pena notar que este informe fue publicado cuando el primer medicamento PrEP, una herramienta de prevención prometedora para parejas VIH-negativas de mujeres viviendo con VIH, acababa de ser aprobado — y esto también fue antes de que I=I fuera reconocido ampliamente como un hecho científico. Como se notó previamente, I=I reconoce (a través de muchos estudios científicos) que la gente viviendo con VIH y bajo tratamiento efectivo no puede transmitir VIH sexualmente a una pareja que no vive con VIH. Conocimiento de I=I de hecho puede aumentar el placer sexual al aliviar la ansiedad de transmisión de VIH durante el sexo, haciendo que el sexo sin condón sea posible y a la vez prevenir el VIH, e incluso abriendo nuevas posibilidades de pareja para aquellas que puedan haber limitado sus opciones a causa de su status de VIH.
Todas las mujeres viviendo con VIH de todo el espectro de género merecen tener acceso a vidas sexuales plenas y satisfactorias.
Esto apunta a razones por las cuales los proveedores deben reconocer y trabajar para lidiar con sus sesgos sobre el sexo más generalmente, sobre la gente viviendo con VIH y sobre la gente viviendo con VIH teniendo sexo. Esto podría llevar a proveer información correcta, actual y con una perspectiva positiva del sexo en relación con el VIH, incluyendo sobre I=I y PrEP. Compartir esta información libre y ampliamente podría reducir el estigma y promover el bienestar de sus clientes. Es importante que el bienestar de las mujeres viviendo con VIH — incluyendo su salud sexual y placer, y sin importar su carga viral — sea el indicador central de si su cuidado y tratamiento de VIH han sido exitosos.
¿Qué más tiene que pasar para aumentar la justicia sexual y reproductiva y la liberación de las mujeres viviendo con VIH o vulnerables a adquirir VIH de cualquier parte del espectro de género?
- Mucha más investigación en el área del placer y la satisfacción sexual así como de las relaciones de las mujeres viviendo con VIH — guiada y liderada por equipos diversos de mujeres viviendo con VIH, y tomando en consideración las muchas complejidades que moldean las vidas de las mujeres, para que los resultados de la investigación sean relevantes para la mayor cantidad de mujeres posible.
- Mayor atención a las necesidades de salud sexual y reproductiva de mujeres viviendo con VIH que son negras, indígenas y otra gente de color, de sexualidades y géneros diversos, que han desempeñado trabajo sexual, usan drogas, u otras identidades interseccionales.
- Educación de salud sexual que centra el placer sexual, como promovió El Proyecto Placer (en inglés).
- Educación inclusiva y completa en las escuelas que provea datos actualizados y afirmación sobre vivir con VIH, y que no estigmatiza al VIH.
- Una infusión de una perspectiva positiva del sexo inclusiva y afirmativa en todos los aspectos relevantes de la sociedad, incluyendo los medios de comunicación, la educación y el cuidado de la salud.
... y la lista sigue.
El lenguaje importa
¿Cómo se siente respecto a términos como "riesgo de VIH", "alto riesgo", "no seguro" y "riesgoso" — como en "comportamientos riesgosos"?
"Riesgo" se enfoca en el comportamiento individual como la forma principal de evitar la transmisión de VIH, cuando el comportamiento individual no suele ser el motivador de la probabilidad de que una mujer adquiera VIH.
Sabemos que las palabras importan cuando se trata de hablar sobre sexo, sexualidad, salud y VIH. Las palabras ayudan a moldear nuestro entendimiento de nosotras mismas, de nuestras comunidades y del mundo en el que vivimos. Los defensores de derechos VIH han sabido durante años que el lenguaje de "riesgo" — el cual satura actualmente el vocabulario médico y de la salud pública sobre el VIH — es estigmatizante y puede cerrarle la puerta a conversaciones sobre las formas en las que el VIH es relevante a las vidas de la gente.
Además, "riesgo" se enfoca en el comportamiento individual como la forma principal de evitar la transmisión de VIH, cuando el comportamiento individual no suele ser el motivador de la probabilidad de que una mujer adquiera VIH. Por ejemplo, si bien las mujeres negras estadounidenses no tienen más probabilidad de participar de comportamientos sexuales que aumentan su probabilidad de adquirir VIH que las mujeres blancas, sí tienen una probabilidad 14 veces más alta de adquirir VIH que las mujeres blancas. Aun así, los proveedores casi nunca consideran ni hablan con sus clientes sobre cómo la pobreza, la falta de vivienda, el área en el que uno vive, tener experiencias actuales o previas de violencia a mano de una pareja íntima, ser de una raza u origen étnico históricamente irrespetado e ignorado por sistemas de salud, y otros factores, todo multiplica la probabilidad de que una mujer adquiera VIH. Para mujeres que todavía no viven con VIH, la prevención del VIH puede ser un grupo de herramientas que apoyan su agencia para controlar su salud sexual en respuesta a estas circunstancias opresivas — y es importante ser apoyada en encontrar la mejor herramienta para su propia experiencia.
El lenguaje de riesgo, temor y vergüenza puede ser reemplazado con lenguaje sin juicio que reconoce:
- el deseo – cómo participamos del placer, y cómo disfrutamos de lo que deseamos en el contexto del VIH
- la relevancia – de qué formas es relevante el VIH en nuestras vidas
- las razones – cuáles son mis razones para la prevención del VIH
- la fuerza – qué notable es que nosotras y nuestra gente siga sobreviviendo — y qué acciones queremos ver para que podamos prosperar
Éstos son sólo unos pocos ejemplos de cómo las mujeres viviendo con VIH y otros defensores están enmarcando el riesgo y normalizando el VIH, el placer y la atención puesta en los propulsores estructurales del VIH para poder alcanzar y conectar con mujeres mejor.
¿Cómo quiere usted que se hable sobre el VIH afuera de la "casilla" de riesgo?
¡Tome acción!
Incontables individuos y grupos en todo el mundo — The Well Project entre ellos — están trabajando para romper las barreras que separan a los modelos de cuidado y los movimientos; centrar el placer y la sanación; y obtener justicia sexual y reproductiva para mujeres viviendo con VIH y para toda la gente. Éstas son algunas formas de unirse a este esfuerzo:
Cambiando la agenda de las investigaciones. La iniciativa de investigación de mujeres sobre VIH/SIDA (en inglés) de The Well Project (WRI por sus siglas en inglés) abordó examinar la intersección de VIH y la salud sexual y reproductiva de las mujeres en su reunión anual en 2021 (en inglés). El informe resultante contiene un montón de sabiduría y recomendaciones para la investigación, políticas y provisión de servicios en esta área. Lea el informe (PDF; en inglés) y compártalo con proveedores y otras partes involucradas en su comunidad para cambiar las narrativas y prácticas en la salud de las mujeres.
Promoviendo una cultura de bienestar. La nueva y creciente iniciativa the The Well Project, SHE/HER/THEY apoya normalizar el VIH en la salud sexual y reproductiva, y viceversa, hacia una cultura de bienestar con una lente integral. Aprenda más, anótese para recibir actualizaciones y materiales afirmativos donde sea que esté en EE.UU. a medida que estén disponibles. Excelente para iniciar conversaciones en grupos de apoyo, con miembros de su familia, en escuelas, y más!
¡Hay que seguir promoviendo I=I! Esta información poderosa ha alcanzado a demasiada poca gente. ¡Obtenga los hechos, únase al movimiento!
Siguiendo a nuestras colaboradoras. Varias organizaciones que también están asociadas con The Well Project – incluyendo la Red de Mujeres Positivas, SisterSong, SisterLove y el Centro Afiya – también están trabajando directamente en las intersecciones de la justicia reproductiva, la autonomía corporal y el VIH. Aprenda más sobre su trabajo también, y busque formas de involucrarse.
Lo esencial
La calidad de cuidado más alta para las mujeres de todos los estatus de VIH de todo el espectro de género toma un enfoque de justicia sexual y reproductiva y asegura la agencia de las mujeres para controlar sus propios cuerpos y destinos. Los proveedores del cuidado y los servicios de salud deben aprender sobre este marco crucial e incorporarlo en sus prácticas si están realmente comprometidos a la salud y el bienestar de las mujeres.
Debemos ir más allá de simplemente identificar factores sistémicos como el racismo, la desigualdad de género, la falta de vivienda y la pobreza como causas de resultados pobres de salud en comunidades que sufren estos tipos de opresión. Para lograr la justicia sexual y reproductiva es esencial enfrentar esos sistemas en sus raíces y trabajar para eliminarlos y todas sus manifestaciones, para que las mujeres de todo el espectro de género puedan tener poder y recursos plenos para respaldar su toma de decisiones sobre su sexualidad, deseos reproductiv`os, salud, comunidades, futuros económicos, familias, y todas las áreas de sus vidas
Le agradecemos a Kimberly Canady (Consejo Asesor Comunitario de The Well Project) y Carmen Logie, PhD (Universidad de Toronto) por revisar esta hoja informativa.