Me diagnosticaron en 1993. Estuve enojada durante mucho tiempo. Ahora, dependiendo de lo que esté sucediendo en mi vida, a veces sigo enojada. Me enteré cuando un doctor "metió la pata", porque yo estuve con un tipo durante tres años y él no me reveló su estado de VIH. Había llevado a este hombre al hospital porque estaba teniendo algunos problemas. Tenía la boca hinchada y tosía arrojando cosas, así que lo llevé al hospital porque apenas podía respirar. Lo llevaron a que le hicieran una radiografía de tórax y estuvo fuera de mi vista por un tiempo. El doctor me llevó a su consultorio y me reveló algo que se supone que los médicos no deben revelar, ya que es el paciente quien debe hacerlo. Sigue leyendo...