Soy una mujer de 59 años. Hace casi 8 meses recibí el diagnóstico de HIV positivo.
Inesperado, sorpresivo, inentendible e injusto. Con estos cuatro adjetivos puedo describir ese primer impacto que me generó el diagnóstico. Fue como si se me hubiera resquebrajado el piso y el techo caído encima, ambos, al mismo tiempo, en perfecta simultaneidad.
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